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"¿Que culpa tengo yo, de tener la sangre roja y el corazón a la izquierda?"

PEZONES, EL ALMA DEL EROTISMO.

PEZONES, EL ALMA DEL EROTISMO.


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Por... Margarita Posada


Los pezones son el alma del erotismo y no solo en el caso de las mujeres. Las pequeñas circunferencias masculinas -tan poco valoradas y tan poco explotadas-, también tienen su corazón.



Esa protuberancia en la mitad de una teta hace toda la diferencia. La estética de una teta está fuertemente definida por el pezón. Como entre gustos no hay disgustos, a unos les gustan más bien rosados y chiquitos, a otros oscuros y turgentes. De hecho, turgente es una de las palabras favoritas de los poetas eróticos (que no la mía). Entre esas dos clases de pezón hay una variedad de areolas, colores, sabores y tamaños aptos para todos los gustos.
Unos miran hacia el cielo, otros parecen estar echando dedo. Otros quedaron fuera de las canchas y andan cabizbajos. Lo cierto es que la naturaleza es sabia, porque estoy segura de que los hombres no tendrían una fijación tan fuerte por los pezones si no fueran una fuente de alimento en todo el sentido de la palabra.
Todos los mamíferos tendemos instintivamente a mamar, pero siempre me he preguntado por qué a los hombres se les queda la maña de querer mamar como cuando eran chiquitos (bueno, a nosotras también, pero otras cosas). El pezón femenino y el líquido que emana de él son incluso responsables de la primera palabra de un ser humano.
Varios lingüistas aseguran que la palabra mamá no es más que el resultado fonético del acto de mamar. Y etimológicamente ambas provienen del latín mamma, que significa tanto madre como teta. El acento recayó en la última sílaba en castellano debido a que las cortes españolas, muy afrancesadas, quisieron imitar el sonido de la palabra en francés maman. Por si fuera poco, los brasileños llaman mamão a la papaya, una designación que ha sido atribuida por algunos a la forma de teta que tiene esta fruta.
Así las cosas, la frase "mi mamá me mima y amo a mi mamá" que nos enseñan cuando niños debería cambiarse, al menos en los colegios de hombres, por "mi mamá me mima, yo mamo a mi mamá".
Sin duda, un médico corroboraría que lo que nos lleva a rendirles tanto culto a los pezones femeninos es su utilidad y la protuberancia que los rodea para poder conectar más de quince ductos a través de los cuales sale la leche para alimentar a los críos. Pero ojo, que los pezones masculinos también tienen su corazoncito. Miren las fotos: ¿no son demasiado parecidos?, ¿no son idénticos? Tanto en hombres como en mujeres el pezón es una zona erógena que ayuda a estimular los genitales para el coito sexual (si les suena muy Discovery Channel, reemplacen coito sexual con follar).
Una lamidita en el preámbulo de cualquier polvo nunca está de más. Incluso una mordidita suavecita. Eso sí, prometemos estimular sus pezones si a cambio ustedes prometen que nunca van a dejar que la gordura les genere protuberancia alguna alrededor del pezón. Nada más despedidor que hombre tetón. Hay una ginecomastia (así se le llama a que un hombre tenga tetas) que no está en las manos del personaje, pero generalmente la más común es la ginecomastia falsa y está asociada con no saber cerrar la boca.
Volviendo al meollo del asunto, el pezón manda la parada. Una teta sin pezón sería tan insulsa como un signo de interrogación sin el punto. Contrario a lo que muchas mujeres pudorosas creen, nada debilita más a los hombres que ver un pezón erguirse y ponerse duro por debajo de la ropa. Dicen que en los cabarés tipo Moulin Rouge había un hombre encargado de ponerles hielo a las mujeres antes de que salieran a dar su espectáculo.
Incluso hoy en día, hay muchas mujeres que se operan los pezones para que se vean más grandes y siempre duros, que también es algo que resulta de amamantar un bebé, y que a muchas mamás preocupa. El agrandamiento se hace con colágeno, silicona y cartílagos de la persona extraídos de su oreja. Están también las que se hacen el procedimiento inverso para reducir el tamaño de sus pezones. Entre gustos, no hay disgustos... ¿o sí?
Un amigo cirujano me dice siempre que las tetas son hermanas, pero no gemelas. Por más simetría que exista en el cuerpo humano dos pezones jamás van a ser idénticos y hasta existe la posibilidad de que haya un tercero. Aunque el dicho se utiliza para comparar a los martinis con las tetas (uno es muy poquito y tres son demasiados), 5% de las mujeres sufren de politelia, que es cuando se forman más de dos pezones.
No se aterren, señores, que incluso la mayoría de las mujeres que sufren de esto confunden su tercer pezón con una verruga que aparece en cualquier parte fuera de la cresta mamaria (la pechuga, como quien dice). Si está muy lejos de ella, se le llama la mama aberrante. Pero la idea no es tan aberrante. Una amiga mía dice que los hombres serían felices si uno se mandara poner una teta en la nuca. Con eso podrían dormir en cucharita con cada una de las manos puestas en las tetas delanteras y mamar al mismo tiempo la trasera. Opinen ustedes.
Es indiscutible que los hombres siempre quieren estar pegados a una teta, para dicha nuestra. Se habla de hombres que no se han destetado aún de la madre, sin que muchas comprendan de una buena vez que ningún hombre jamás será capaz de destetarse del todo, hablemos del pezón de quien hablemos. En vez de quejarnos deberíamos "entetarlos" a nosotras. Un "entete" puede ser tan serio y peligroso -y tan rico- como un encoñe.

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